miércoles, 27 de abril de 2011

Carta nº 33 - 1bis de la 2ª serie. 23 de Septiembre 1946


Pax                                              Sr. D.  Erico R. Sv.-Sventenius   
Abadía Santuario de Valvanera (Logroño)   Puerto de la Cruz
23-IX-1946
            Carísimo en Cristo amigo: Con algún retraso recibí su grata carta del 13-VIII-46 y al recibirla tuve que salir para el norte de España para asuntos del monasterio. He pasado unos dias en Lazcano, otros más en Santander y Liencres y finalmente he venido a este monasterio de Valvanera, situado a más altura que el de Montserrat, en medio de un valle por el que corre el pequeño rio Valvanera con excelentes truchas salmonadas. El monasterio está rodeado de altas montañas con bosques de hayas, encinas, etc. con una vegetación abundante. Ah! Si V. hubiera este verano venido a Montserrat, aquí hubieramos venido juntos en plan de excursión botánica, al menos V. hubiera podido herborizar a su gusto: pero como yo he venido en plan muy diferente, no puedo entretenerme con mis queridas plantas: sólo en los momentos de paseo he recogido alguna que me ha parecido más interesante; además no he traido conmigo ninguno de los arreos para herborizar.¡Qué lástima!
Comparto su natural y lógico sentimiento por no haber podido ir a visitar sus ancianos padres y airearse unos días con las auras patrias. La celdilla que V. pone de que un artista de cine o una sin vergüenza de ………. hubiera obtenido el permiso sin dificultades, tal vez sea verdadera, lo que no es exacto es lo que …/...
                                                                                                                                                                                                                                     añade añade V., llamando fatalistas a los que en todo ven la voluntad de Dios. Es cierto que hacer servir el nombre del Señor como pantalla de todas las ligerezas humanas es una injusticia; para ponerse en el justo medio hay que distinguir entre la voluntad de Dios y la voluntad permisiva. Dios no quiere de ninguna manera el mal pero, como por otra parte no quiere tampoco forzar la voluntad humana, permite que el hombre use y abuse de ella, dejándola en la libertad de escoger entre el bien y el mal; de lo contrario, si el hombre no tuviera esta libertad, ¿dónde estaría el mérito o el demérito? Por tanto, si no es justo atribuir a Dios los males, porque Él no los quiere, es en cambio una virtud sufrir los males que Él permite por sus justos juicios. Lea en mi librito “Sursum corda” la segunda parte (dolor físico) de la conferencia sobre el dolor, y verá que muchas veces permite Dios la malicia de los hombres y las contrariedades de la vida para nuestro bien material o espiritual. Por esto debemos en todas las circunstancias de la vida, prósperas o  adversas decir: Señor, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, dejandonos en sus manos como el niño se deja en manos de su tierna madre.
En Madrid aún no han publicado, al menos que yo lo sepa, lo de Andorra. Son unos gansos.
Reciba un fuerte abrazo de su affmo. amigo en Cristo y la Moreneta.
                                                        Adeodato F. Marcet OSB.

Nota de Sventenius de contestada el 6-XI-1946

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